AUTOR: MIJAIL BULGAKOV ---EDITORIAL: VEINTISIETELETRAS ---MATERIA: POLITICA
Recopilación de cartas que ambos autores rusos dirigieron a Stalin pensando, ingenuamente, que este puede liberarlos de lo que constituye la peor de las condenas para un escritor: el silencio. En ellas Bulgákov inspira ternura al revelar que lleva la cuenta de las críticas publicadas en Rusia sobre su trabajo, laudatorias (apenas tres) y hostiles e injuriosas (doscientas noventa y ocho). Zamiatín recuerda que su obra Atila fue sometida al arbitrio de los críticos más insólitos: Representantes de dieciocho fábricas de Leningrado. Tampoco les preocupa su supervivencia. Los escritores rusos están acostumbrados a pasar hambre, dice Zamiatin. Sin embargo, el dolor de no poder comunicarse con su público es insufrible. Para mí dice Bulgákov-, el no poder escribir es lo mismo que ser enterrado vivo. El silencio estruendoso del poder va empequeñeciendo a Bulgákov, que se humilla hasta el límite, llegando a solicitar que se lo acepte como tramoyista. Zamiatin se exilia a París. Bulgákov muere en Rusia sin haber logrado dar salida a sus obras. Hasta veintiséis años después, no se publicó su obra maestra.